—————
Principales características de la ciudad medieval
Las ciudades medievales no tienen un modelo, por lo que en general se adaptan a las circunstancias históricas y geográficas. Las calles son de un trazado irregular pero están organizadas de tal manera que forman un espacio unitario, siendo imposible tener una idea general del barrio o la ciudad.
Las calles no son iguales, sino que existe una gradación de arterias primarias y secundarias, las plazas son ensanchamientos muy relacionados a ellas, excepto las vías secundarias (simples pasajes). El resto es utilizado para el comercio, las reuniones, etcétera. Las casas, casi siempre de varias plantas, contribuyen a formar él ambiente de las calles y las plazas. Los espacios públicos y privados no forman zonas continuas y separadas, sino que existe un espacio público común, complejo y unitario que se reparte por toda la ciudad. El espacio público de la ciudad tiene una estructura compleja, puesto que debe guardar espacio para los distintos poderes por lo que no hay un “centro”, sino varios: centro cívico (palacio municipal), centro religioso (catedral y palacio episcopal) y uno o más centros comerciales (asociaciones mercantiles). Las ciudades se organizan en barrios que tienen su propia fisonomía individual y a menudo su propia organización política. En el centro de la ciudad se ubica la gente con más dinero, mientras que la más pobre vive en los suburbios. En el centro se construyen algunas estructuras muy altas, las que marcan el perfil culminante de la ciudad. Toda ciudad debe tener una muralla, y a medida que esta va creciendo se ocupan los espacios dentro de la antigua y se construyen nuevas casas.
—————