Hegemonìa Conservadora

10.07.2010 06:49


PROCESO POLITICO: LA HEGEMONIA CONSERVADORA Y EL NACIMIENTO DE NUEVAS CORRIENTES

Al finalizar la guerra de los mil días fue elegido presidente el general Rafael Reyes, un conservador que había defendido al gobierno durante el conflicto. Reyes introdujo una serie de medidas que tenían como finalidad estimular el desarrollo económico y favorecer la industria.
Durante su gobierno, se aplicaron leyes proteccionistas y surgieron importantes industrias tales como la Compañía Colombiana de Tejidos, hoy Coltejer, y la fábrica de Cementos Samper. La mentalidad modernista de Reyes se manifestó también en una serie de obras que modificaron la fisonomía del país.
En Bogotá se construyó, además del acueducto, un tranvía urbano al tiempo que se estableció el alumbrado eléctrico en las principales ciudades del país. La administración de Reyes se preocupó también por extender las vías de comunicación para favorecer la economía de exportación.

Pese a su labor, Reyes tuvo muchos opositores. Esto se debió a que su gobierno fue una dictadura. En 1905, con el fin de agilizar las reformas que se había propuesto realizar, Reyes clausuró el Congreso y los sustituyó por una Asamblea Nacional, conformada por delegados nombrados directamente por el presidente. A la dictadura se opusieron representantes de ambos partidos quienes integraron la Unión Republicana, un movimiento político que tenía como objetivo derrocar la dictadura y restaurar el sistema democrático. La oposición obligó a Reyes a abandonar la presidencia en 1909 sin haber completado aún el período constitucional.

Poco antes de su renuncia, Reyes había firmado acuerdos con Estados Unidos para restablecer las relaciones comerciales entre los dos países, interrumpida a raíz de la participación norteamericana en la separación de Panamá. Aunque estos acuerdos favorecían a los grupos sociales más poderosos del país, fueron utilizados por la oposición para desprestigiar la dictadura de Reyes.


LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1910

Para completar el período presidencial de Reyes fueron designados, sucesivamente, Jorge Holguín y Ramón González Valencia, pertenecientes a la Unión Republicana. González convocó, en 1910, una Asamblea Nacional para reformar la Constitución de 1886.
Esta reforma, inspirada por los integrantes de la Unión Republicana, redujo el período presidencial de 6 a 4 años, prohibió la reelección inmediata de los presidentes y otorgó al congreso la facultad de elegir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Con estas reformas se redujeron los poderes presidenciales.

La Asamblea Nacional que reformó la Constitución eligió a Carlos E. Restrepo como presidente para el período 1910-1914. La Unión Republicana que apoyó esta elección se disolvió rápidamente y Restrepo tuvo que enfrentar una gran oposición por parte del sector del liberalismo que dirigía Rafael Uribe Uribe, uno de los líderes liberales durante la guerra de los mil días. Uribe Uribe pretendía restaurar el prestigio de su partido que se había conformado con compartir el poder bajo el dominio de los conservadores. El tratado Urrutia-Thompson, por el cual los Estados Unidos se comprometieron a indemnizar a Colombia por los daños causados por la pérdida del Canal de Panamá, fue firmado durante el gobierno de Restrepo.




Las elecciones siguieron celebrándose regularmente pero los conservadores mantuvieron la hegemonía. En 1914 fue elegido José Vicente Concha, a quien correspondió, como jefe de Estado, afrontar las consecuencias de la primera guerra mundial. Debido a la crisis internacional ocasionada por la guerra, los mercados externos se cerraron y las cosechas de café no tuvieron demanda en el exterior. Así mismo, se redujeron las importaciones.

También se presentaron dificultades internas al estallar un movimiento indigenista en Tolima y Cauca, mediante el cual los indígenas pretendían frenar la expansión de las haciendas y el despojo de sus tierras por parte de los grandes terratenientes.
El líder de este movimiento fue Manuel Quintín Lame.
Los capitales procedentes de las exportaciones cafeteras se invirtieron en la ampliación y modernización de las de las redes de comunicación, en importaciones y algunos de ellos sirvieron para financiar nuestras primeras industrias manufactureras.

Sin embargo, pese a la prosperidad económica derivada del café, la economía continuó orientada hacia el exterior y con muy poco desarrollo interno: Colombia no se había industrializado aún y dependía de los países desarrollados que le proporcionaban los productos industriales que no se producían en el país. Además, desde esa época, la economía se consolidó como una economía mono-exportadora, altamente dependiente de los precios del producto en el mercado internacional.

A la agitación en los campos se sumó la agitación social en las ciudades. El incipiente proceso de industrialización y las obras públicas relacionadas con la construcción de vías habían permitido el surgimiento de un grupo de obreros urbanos algunos de los cuales se organizaron en sindicatos para defender sus derechos y luchar por el mejoramiento de sus condiciones de vida.
La mayoría de estos sindicatos recibieron influencia de las ideas socialistas y fueron prohibidos por el gobierno.
En 1918, los trabajadores portuarios de Santa Marta, Barranquilla y Cartagena llevaron a cabo una huelga, gracias a la cual consiguieron algún reajuste en sus salarios.

El éxito de este movimiento sirvió de ejemplo para que los obreros de otras regiones del país utilizaran la huelga como medio para presionar al Gobierno y a los empresarios para que les fueran concedidas sus peticiones salariales. El Gobierno condenaba las huelgas y el partido liberal no se atrevía a apoyarlas. En 1919, los líderes de los sindicatos organizados se reunieron en Bogotá y crearon el partido socialista.

Estos acontecimientos ocurrieron durante el gobierno de Marco Fidel Suárez, elegido para el período 1918-1922. Entre tanto, el Gobierno se preocupaba por presionar a los Estados Unidos para que aprobara el tratado Urrutia-Thompson y pagara la indemnización. El tratado fue aprobado finalmente en 1921, poco después de que nuestro gobierno reformó algunas leyes relacionadas con la explotación del petróleo colombiano. Las nuevas leyes favorecieron a las empresas norteamericanas interesadas en extraer petróleo en nuestro país.

Pese a las dificultades que tuvo que afrontar, la administración Suárez logró finalizar la construcción de algunos ferrocarriles y establecer la comunicación aérea entre varias regiones del país. La aviación comercial se inició en Colombia gracias a un pacto firmado entre los gobiernos de Colombia y Alemania para la creación de una línea aérea comercial llamada SCADTA, que más tarde se convertiría en la empresa Avianca.

 
La construcción de vías de comunicación continuó durante el gobierno de Pedro Nel Ospina y sus proyectos fueron favorecidos por el pago de los 25 millones de dólares prometidos por el gobierno de los Estados Unidos en el tratado Urrutia-Thompson.
Durante este período el Gobierno colombiano recibió una misión norteamericana cuyo objetivo era proporcionar asistencia para la creación de un sistema financiero moderno.
Con la colaboración de la misión Kemmerer se crearon el Banco de la República, la Superintendencia Bancaria y la Contraloría General de la República.

En 1924, el Partido Socialista dirigió la primera de las tres grandes huelgas que se sucedieron en el país en los años 20. En ese año, los trabajadores de la Tropical Oil Company, compañía norteamericana que explotaba petróleo en la zona oriental, declararon la huelga general para conseguir mejores condiciones de trabajo y aumentos salariales.

La huelga fue reprimida y los trabajadores no lograron ninguna de sus peticiones. En 1927 declararon una segunda huelga que, al igual que en la primera, fue rechazada por el gobierno que brindó apoyo a la compañía.
Este hecho aumentó el desprestigio del gobierno conservador entre los obreros.
Ospina fue sucedido en la presidencia por Miguel Abadía Méndez. Para esa época, la oposición al conservatismo era ya bastante fuerte por la forma como los gobiernos se habían comportado frente a las huelgas.
En 1928, los trabajadores de la United Fruit Company se lanzaron a una huelga general para protestar contra las pésimas condiciones de trabajo que existían en la zona bananera. El gobierno de Abadía Méndez ofreció apoyo militar a la compañía y en noviembre de ese año el ejército recibió la orden de disparar contra una multitud de manifestantes reunidos en la plaza de Ciénaga.
Este acontecimiento, conocido como la masacre de las bananeras, produjo una gran reacción en todo el país y fue severamente criticado por algunos líderes del partido liberal, entre ellos Jorge Eliécer Gaitán.
Al desprestigio causado por la represión del movimiento obrero se aumentó la crítica de los liberales a la forma como los gobiernos conservadores habían conducido la economía. Para las elecciones de 1930 el conservatismo se presentó dividido y fue derrotado.
Con la elección de Enrique Olaya Herrera se inició un nuevo período conocido en nuestra historia como la república liberal.

 

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